El telescopio, tal como hoy se lo conoce, debió transitar por un largo proceso de transformación para llegar a ser los instrumentos de gran precisión que actualmente son.
Para su sofisticación fue necesario que se produjesen importantes avances en los campos de la física y la óptica por ello, su desarrollo fue paulatino.
El primer telescopio conocido apareció en el año 1608 y este invento fue acreditado a un fabricante holandés de lentes, Hans Lippeershey. Pero según algunas fuentes hay otras personas a quienes también se les adjudica la invención como por ejemplo, Zacharias Janssen, Jacob Metus o Juan Roget.
Los primeros telescopios eran de tipo refractor y estaban compuestos por una lente objetivo convexa y un ocular cóncavo. De hecho, Galileo realizó sus descubrimientos con estos simples aparatos.
En 1611, Johannes Kepler describió cómo podía incrementarse la capacidad de los telescopios por medio de un lente objetivo y ocular convexo. Ya en el año 1655, Christiann Huygenns, conocido inventor holandés, fabricó telescopios de grandes dimensiones pero muy difíciles de manejar.
Otros científicos de renombre se ocuparon de realizar mejoras al telescopio. Cassegrain en el año 1672 diseñó un telescopio con espejo secundario pequeño y convexo capaz de reflejar la luz a través de un agujero en el centro de un espejo principal.
En el año 1688, Isaac Newton fue el primero en fabricar un telescopio reflector. Este aparato llevaba un pequeño espejo plano y diagonal para reflejar la luz en un ocular situado a un costado del telescopio.
En el año 1733, aparecen las primeras lentes acromáticas que redujeron las aberraciones cromáticas y permitieron la fabricación de telescopios de tamaños más reducidos.
Hoy en día, la mayoría de los telescopios de investigación son de tipo reflector. Otra variante son los radiotelescopios que no captan imágenes sino los sonidos del universo, pero esto ya es tema de otro post.