La actividad solar y geomagnética se intensificó el día 30 de julio. La jornada comenzó con una llamarada de clase X que fue seguida por una tormenta geomagnética, de magnitud Kp = 5, producida por el viento solar. Si bien no representa un peligro para la Tierra si llegarán sus efectos en forma de un fenómeno muy llamativo, las auroras australes.